sábado, 3 de julio de 2010

Análisis de las Décimas de Violeta Parra

Acá hemos subido algunas décimas de Violeta Parra:


Muda, triste y pensativa
ayer me dejó mi hermano
cuando me habló de un fulano
muy famoso en poesía.
Fue grande sorpresa mía
cuando me dijo: Violeta,
ya que conocís la treta
de la vers'á popular,
princípiame a relatar
tus penurias "a lo pueta".

Válgame Dios, Nicanor,
si tengo tanto trabajo,
que ando de arriba p'abajo
desentierrando folklor.
No sabís cuánto dolor,
miseria y padecimiento
me dan los versos qu'encuentro;
muy pobre está mi bolsillo
y tengo cuatro chiquillos
a quienes darl' el sustento.

En ratitos que me quedan
entre campo y grabación,
agarro mi guitarrón,
o bien, mi cogot'e yegua;
con ellos me siento en tregua
pa' reposarme los nervios,
ya que este mundo soberbio
me ha destinado este oficio;
y malhaya el beneficio,
como lo dice el proverbio.

Igual que jardín de flores
se ven los campos sembra'os,
de versos tan delica'os
que son perfeutos primores;
ellos cantan los dolores,
llenos de fe y esperanzas;
algotros piden mudanzas
de nuestros amargos males;
fatal entre los fatales
voy siguiendo estas andanzas.

Pero, pensándolo bien,
y haciendo juicio a mi hermano,
tomé la pluma en la mano
y fui llenando el papel.
Luego vine a comprender
que la escritura da calma
a los tormentos del alma,
y en la mía que hay sobrantes;
hoy cantaré lo bastante
pa' dar el grito de alarma.

Empezaré del comienzo
sin perder ningún detalle,
espero que no me falle
lo que contarles yo pienso;
a lo mejor no convenzo
con mi pobr' inspiración
escas' ando de razón,
mi seso está 'polilla'o,
mi pensamiento nubla'o
con tanta preocupación.

Recularé algunos años
y de lugar mudaré,
así les resaltaré
sin "coilas" y sin engaños;
que se descarguen los daños
en la pobre relatora,
por no valerle hast'ahora
haberse amarra'o a Chile.
Si el canto no le da miles,
válgame Dios, la cantora.

Tenga calma la compaña
ya viene la despedí'a;
la poca sabiduría
mis ocurrencias empaña.
Siempre la suerte m'engaña
por mucha ilusión que tenga;
que la fuerza me sostenga
si el sacrificio es en vano,
y no me condene, hermano:
no hay mal que por bien no venga.

Mas van pasando los años,
las cosas son muy distintas:
lo que fue vino, hoy es tinta;
lo que fue piel hoy es paño;
lo que fue cierto, hoy engaño,
todo es penuria y quebranto,
de las leyes de hoy me espanto;
lo paso muy confundida
y es grande torpeza mida
buscar alivio en mi canto.

Yo no protesto por migo,
porque soy muy poca cosa,
reclamo porque a la fosa
van las penas del mendigo.
A Dios pongo por testigo
que no me deje mentir,
no me hace falta salir
un metro fuera' e la casa
pa' ver lo que aquí nos pasa
y el dolor que es el vivir.

La suerte mía fatal
no es cosa nueva, señores,
me ha dado sus arañones
de chica muy despiadá;
batalla descomunal
yo libro desde mi infancia;
sus temibles circunstancias
me azotan con desespero,
dejándome años enteros
sin medula y sin sustancia.

Los tiempos se van volando
y van cambiando las cosas;
creció en el trigo melosa,
la siembra fue castigando,
fue la cosecha mermando,
l`esperanza queda trunca,
la gente no sabe nunca
lo que mañana l`espera.
Cayéndose l`escalera
de manos se queda zunca.

Aquí principian mis penas,
lo digo con gran tristeza,
me sobrenombran "maleza"
porque parezco un espanto.
Si me acercaba yo un tanto,
miraban como centellas,
diciendo que no soy bella
ni pa` remedio un poquito.
La peste es un gran delito
para quien tiene su huella.


Por ese tiempo, el destino
se descargó sobre Chile;
cayeron miles y miles
por causa de un hombre indi`no.
Explica el zorro ladino
que busca la economía;
y siémbrala cesantía,
según él lo considera,
manchando nuestra bandera
con sangre y alevosía.

Esto me da un pensamiento,
voy a dejarlo estampado:
que no hay mejor noviciado
qu` el llanto y el sufrimiento.
Aquel que busca talento
entre canasta y póquer,
entre caballo y mujer,
lo digo con arrogancia,
que son mantequilla rancia
y apercancado pastel.



Nosotros escogimos las décimas siguiendo el criterio de "esperanza v/s sufrimiento" que se refleja en sus décimas. Cada vez que Violeta Parra veía algo en sus múltiples viajes recuperando la cultura perdida, quedaba profundamente conmocionada, muchas veces lo relacionaba con su vida de manera muy negativa, ya sea viendo su papel de mujer, el que consideraba lastimoso por tener el papel de salir adelante y ser ama de casa, o recordando lo negativo de su patria y hogar, como se ve en la décima en que se refiere a las dictaduras chilenas. Al contrario de esto, siempre vio a Chile, y específicamente el campo, como su “paraíso perdido”, siempre queriendo estar allí y queriéndolo siempre hacerlo mejor.


Las décimas siempre reflejan una parte de ella, y, aunque muchas reflejan el lado alegre y motivado de ella, muchas también reflejan un lado muy pesimista; en ellas ella describe sus penurias, dolor, padecimiento y miseria. Aún así su familia siempre destacó su lado alegre y se han hecho tributos a sus canciones más alegres como “Gracias a la vida” y “Volver a los 17”.

Sus décimas dejaban a las personas en el pasado, pero Violeta Parra creía fervientemente en lo que ella quería: recuperar las tradiciones. Ella sostenía que las tradiciones eran partes de las personas, que formaban parte de lo que cada persona es, y que no deberían ser olvidadas. Esto dice que Violeta veía sólo que las personas olvidaban lo bueno y lo propio de los chilenos y, aunque pensaba de esto de manera negativa, trataba de remediarlo, mostrando de esta manera una actitud comprometida con la sociedad, al igual que Pablo Neruda.

Este enlace lleva a una página donde se pueden ver y descargar la mayoría de los textos de Violeta Parra, además de estudios y artículos que se han hecho sobre ella:



http://www.archivochile.com/entrada.html

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